Raquel Rodríguez compaginó trabajo, desplazamientos a su isla de residencia y estudio, superó dudas e inseguridades, y acabó consiguiendo su plaza de orientadora. Su historia demuestra que la perseverancia siempre tiene recompensa.
El camino hasta la plaza
P. Hola Raquel, lo primero de todo felicitarte por haber aprobado las oposiciones de orientación y por haber conseguido tu plaza. ¿Cómo estás? ¿Cómo ha sido este proceso para ti?
R. Hola Javier, ¡muchas gracias! Estoy contenta de haber llegado hasta aquí. Me siento emocionada y nerviosa por el nuevo curso. El proceso ha sido largo y costoso. Muchas veces pensé que perdía el tiempo o no hacía lo suficiente. Pero lo logré.
La vocación de orientadora
P. ¿Qué es lo que más te gusta de ser orientadora? ¿Qué te llevó a esta profesión?
R. Desde pequeña estuve cerca de la educación, pero estudié Psicología. La elegí para ayudar y aprender mucho. En tercer curso descubrí la psicología de la educación. Vi un nuevo campo y decidí que ese sería mi camino. Empecé a trabajar como orientadora en 2022. Desde entonces he conseguido vacantes a curso completo, siempre en islas distintas a la mía.
Prepararse para las oposiciones
P. Tú historia con estas oposiciones viene de un poquito más atrás. Te estuviste preparando conmigo en 2022, y aunque finalmente no salieron plazas de orientación, optaste por seguir preparándote ese año… háblanos un poco de esto.
R. Me presenté por primera vez en 2021. Iba sin mucha idea, más por inercia que por convicción. Aun así, aprobé sin plaza. En 2022 me preparé contigo. Aunque no hubo plazas de orientación, me vino bien porque fue mi primer curso trabajando. Eso me ayudó a ubicarme mejor en la práctica profesional. Finalmente, en 2025, me presenté a mis segundas oposiciones.
Organización y estudio
P. En cuanto a las oposiciones de 2025, cuéntanos cómo te organizaste, cómo preparaste las distintas partes de la oposición…
R. Ese curso estuve fuera de mi isla y trabajé en un EOEP, atendiendo varios centros. Estudiaba todas las tardes, salvo los lunes. Los fines de semana que no viajaba, estudiaba por las mañanas. Cuando viajaba para ver a mi familia, adelantaba más entre semana. Al principio dedicaba dos horas al día. Al acercarse el examen, aumenté mucho más el tiempo de estudio. Lo más importante era hacer algo cada día y llevar las clases semanales al día. Eso daba ritmo y seguridad. Con los temas nuevos imprimía, subrayaba, apuntaba ideas y veía la explicación en vídeo. Después hacía esquemas para fijar lo aprendido. Un mes antes del examen rehíce los esquemas, más concretos y resumidos. Necesito escribir y subrayar; solo leer no me funciona. Con los supuestos intentaba hacer las tareas que nos mandabas. Si no tenía tiempo, pensaba cómo resolverlos y qué poner en cada apartado. La programación la hice poco a poco, con las tareas que nos fuiste poniendo. Para el momento de la entrega, ya estaba lista. Lo más difícil fue pensar programas de intervención útiles y atractivos. Me basé en lo hecho en cursos anteriores. Para la defensa hice varios esquemas: uno detallado, otro resumido y otro solo con apartados clave. Ensayé muchas veces, incluso simulando un tribunal con amigos y unos peluches, todos delante de mi…
Dificultades y aprendizajes
P. Concretamente, recuerdo que la mayor dificultad que tuviste fue “verle lógica” al tema en el sentido de saber organizarlo en tu mente para poder recordarlo y estructurarlo sin apoyo. ¿Cómo lograste superar esta dificultad?
R. Tenía problemas para encontrar un hilo conductor. Lo superé gracias a dos aspectos fundamentales. Primero, estudiando más temas y haciendo esquemas. Eso me ayudó a desmenuzar la estructura y darle sentido. Segundo, entendiendo que era una oposición, no un examen académico. Debía escribir lo que puntuaba en la planilla del tribunal. A esto último me ayudó la experiencia de un compañero que invitaste a clase y que había sacado su plaza contigo en 2021.
P. En el examen escrito tuviste un gran momento de indecisión. ¿Cómo te sobrepusiste?
R. Tenía dos temas preparados de los cuatro sorteados. Escribí un esquema de cada uno y dudé mucho. Al final pensé: “Raquel, no pierdas tiempo”. Elegí el que mejor podía defender y lo desarrollé. La preparación fue más dura que el examen. Ese día asumí que ya estaba hecho. Solo quedaba darlo todo.
La sorpresa de la nota
P. Esa noche tuviste dificultades para dormir, te venían a la mente cosas que no había puesto o cosas que según tu deberías haber desarrollado más o mejor. Considerabas que te salió horrible, y, sin embargo, sacaste la cuarta mejor nota de tu tribunal. ¿A qué crees que se debió esto?
R. Al salir estaba tranquila, pero vinieron dudas. Recordaba cosas que no puse y pensaba que eran clave. Al final aprobé, aunque con una nota que me dejó la última del tribunal. Me frustró un poco, pero seguí adelante. En este momento tanto tú como preparador como mi familia y amistades me hicieron ver que había aprobado y que eso ya era todo un mérito. Ahora quedaba la defensa oral donde se podía intentar lograr más nota. Me convencí de que conocía mi programación y mis programas mejor que nadie, porque los había hecho yo.
El reto del examen oral
P. Sin embargo, a pesar de las dificultades, incertidumbres y nervios, quedaste la primera en el examen oral en tu tribunal. ¿Qué sensaciones tuviste con esta parte de la oposición?
R. No me gusta hablar en público. Siempre me sentí más cómoda escribiendo que exponiendo. Tenía muchas reservas. Estaba agotada tras el examen escrito, el fin de curso y la mudanza para regresar a mi isla. Solo me quedaba sacar fuerzas para el último esfuerzo. Fueron días de nervios, pero al final, tras ensayarlo muchas veces, me lo sabía. Solo quería exponerlo y salir de allí tranquila para irme a hacer la compra.
Consejos para futuros opositores
P. Ahora que lo tienes bien reciente, ¿qué le dirías a alguien que se va a preparar las oposiciones de orientación? ¿Qué consejo le darías?
R. Principalmente, es importante saber que no es un proceso sencillo. Lo vas a querer dejar ochenta veces, pero te pondrás a ello ochenta y una. Por desgracia, no siempre sale como queremos, y probablemente no salga como queremos, pero si quieres lograrlo, hay que seguir intentándolo hasta el final.
Mis principales consejos:
- Lleva todo al día. Aunque sea diciembre aun y no le veas sentido porque todavía no hay convocatoria y no sabes cuántas plazas habrá, intenta mantener tus apuntes, tareas y clases al día. Al final, te lo agradecerás.
- No te compares. A mí me parecía que todos estudiaban más y hacían más cosas. Lo llevaban mejor que yo, y lo que yo hacía estaba todo mal. Cada persona es distinta, tiene su vida y dificultades. Compararte no aporta nada.
- Cuídate. Come bien, descansa, haz deporte. Habrá días buenos y malos. En mi caso, existían días donde, después de una mañana de trabajo, la idea de sentarme en la mesa a estudiar hacía que quisiera llorar. Pero cuando no puedas sentarte a estudiar, haz un término medio: por ejemplo, túmbate con los apuntes en el sillón. Cada persona no es igual, conoce tus límites y cuídate.
P. Raquel, de nuevo darte la enhorabuena. Muchas gracias por haber contestado mis preguntas y haber compartido tus vivencias.
R. Muchas gracias a ti, Javier. Saludos.