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El inicio de un nuevo curso escolar siempre trae consigo novedades. En todos los centros educativos hay una parte del profesorado y del alumnado que por primera vez inician su andadura juntos. Profesorado que llega nuevo al centro. Alumnado de nueva matrícula. Alumnado que cambia de equipo docente por pasar de curso o por permanecer un año más en el mismo. Parte de ese alumnado presenta necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE), y es muy importante que los equipos docentes dispongan de un mínimo de información rigurosa sobre este alumnado desde el principio del curso. Este será el punto de partida para que el profesorado tutor y el profesorado de área o materia pueda desarrollar su trabajo de la mejor manera posible. Por este motivo, las reuniones de coordinación donde se transmita esta información deben de ser pensadas para que el profesorado disponga de un mínimo de información exacta y objetiva que no le predisponga negativamente en base a prejuicios o estereotipos. La “primera impresión” es muy importante. Esa primera imagen que nos formemos puede facilitar o no el trabajo y la manera de relacionarnos con este alumnado. Las primeras experiencias entre el profesorado y estos menores van a influir en la creación del vínculo de confianza y seguridad emocional, que, a buen seguro, necesitan de nosotros. No olvidemos que son el alumnado con más necesidades y que más precisa de nuestra intervención para alcanzar la inclusión.

Por lo tanto, es necesario que los orientadores y orientadoras y el profesorado de apoyo a las NEAE sigan un procedimiento similar a este:

  • Elaborar un listado con el alumnado de NEAE sobre los que es preciso coordinarse y transmitir información, priorizando los de nueva incorporación y los que cambian de profesorado tutor.

  • Pensar bien la información que se va a transmitir, huyendo de los prejuicios, la información innecesaria que pueda generar miedo o inseguridad, y en general todo aquello que predisponga negativamente al profesorado. Por el contrario, se pueden transmitir honestamente las dificultades encontradas en cursos anteriores y aquellas estrategias puestas en marcha con anterioridad que han funcionado. En ausencia de estas, aportar claves que puedan ayudar y sobre todo ofrecer apoyo y asesoramiento siempre que sea necesario. También es importante destacar los materiales empleados con anterioridad, los puntos fuertes…

  • Mantener una reunión breve al menos con el profesorado tutor, si pudiera ser con todo el equipo docente sería ideal, donde de manera concisa se transmita la información, se coordine el profesorado en un ambiente profesional y se establezca una fecha para una reunión posterior, donde ya el profesorado disponga de un conocimiento mayor del alumnado, tenga los datos de la evaluación inicial y se puedan elaborar las adaptaciones que sean necesarias.

¿Cuáles serían los elementos para una buena práctica?

  • Como ya hemos señalado, mantener reuniones breves donde se aporte información concisa, libre de prejuicios, estereotipos o informaciones innecesarias que distorsionen la percepción de este alumnado.

  • Recoger las estrategias prácticas que se han empleado otros cursos.

  • Destacar el potencial del alumnado.

  • Los contenidos de estas reuniones podrían versar sobre los siguientes puntos:

  • Los resultados de la evaluación psicopedagógica.

  • Los resultados del curso anterior (adaptaciones curriculares, calificaciones, relaciones sociales, motivación, centros de interés…).

  • Las medidas de atención a la diversidad necesarias, la previsión de apoyo que necesitarán durante el curso…

  • Los datos relevantes de la familia, siempre respetando la confidencialidad.

Conclusión.

El inicio de curso nos permite una excelente oportunidad para sentar unas buenas bases que nos permitan desarrollar de manera óptima nuestro trabajo, por lo tanto, está en nuestras manos hacerlo.

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